domingo, 28 de agosto de 2011

Juan Manuel de Prada: Juventud aplastada

Una de las formas menos denunciadas de la corrupción política ysocial que nos corroe es el aplastamiento de las jóvenes generaciones. Ocurre esto, paradójicamente, en una época que idolatra la juventud, que halaga y exalta las peores pasiones juveniles... con el sórdido propósito de mantener a esa juventud confinada en el ostracismo, enchufada a diversos paraísos artificiales que la mantengan infantilizada, embrutecida, incapacitada para asumir compromisos fuertes y responsabilidades trascendentes. Las oligarquías de las `generaciones medias´ acaparan como en ninguna otra época de la historia el poder en sus más diversas expresiones; y se resisten como nunca a entregarlo. Han aprendido a utilizar en provecho propio los resortes del mando, han logrado usufructuar un régimen político, social y cultural que les beneficia (y en el que los intereses privados han sustituido impúdicamente al bien común); y contemplan con recelo a los jóvenes, todavía no maleados por el tejemaneje de los intereses creados, en cuyas cualidades -voluntad, coraje, generosidad, espíritu de sacrificio, imaginación viva, optimismo creador- ven un peligro temible. De ahí que las oligarquías de las `generaciones medias´ se empleen con especial denuedo en corromper a los jóvenes, brindándoles una educación cada vez más endeble y embotadora de sus potencias, anestesiando su curiosidad intelectual, extirpando sus inquietudes religiosas, embruteciéndolos en suma; y, mientras los embrutecen, los aplauden y llevan en palmitas, como a esclavos consentidos.

Arturo Pérez-Reverte: Retrato de un héroe

Hay héroes en la vida real. No sólo en el cine, la tele o la literatura.Usted y yo nos cruzamos con ellos con frecuencia, sin reconocerlos. Es injusto, pero así son las cosas. La gente debería llevar su biografía escrita en la cara. En la mirada. A veces la lleva, pero no todo el mundo sabe leer allí. Pocos lo hacen. De cualquier modo, las biografías visibles no son el caso. Los héroes pasan por nuestro lado sin que reparemos en ellos. Se sientan en la terraza del bar, se sujetan a la barra del metro o hacen cola en la oficina del paro, como tantos. Conozco a uno con pinta de pobre diablo: un emigrante rumano que se busca la vida trabajando de albañil en lo que puede. Es joven, de maneras toscas. Un día, camino de la obra, vio que una anciana, a la que no conocía de nada, quería tirarse por la ventana de un tercer piso. El hombre trepó arriba como pudo y la estuvo sosteniendo, jugándose la vida en el vacío, hasta que llegaron los vecinos y los bomberos. Después se fue a acarrear ladrillos, como cada día, y agachó la cabeza cuando el capataz lo abroncó por llegar tarde. 

Carmen Posadas: Mira, mamá, sin dientes

Saben aquel que diu que estaba Jaimito estrenando bici nueva,venga pasar por delante de su madre, venga llamar su atención. Pasó la primera vez y dijo: «Mira, mira, mamá, sin manos». Luego una segunda: «Mira, mira, mamá, sin piernas», y al cabo de un ratito una tercera: «Mifa, mifa, fafá, fin fientes...».

Me encantan los chistes, son imbatibles a la hora de retratar lanaturaleza humana. Sobre todo, en sus rasgos más malvados, en los más absurdos y ridículos. En este caso, todo el mundo conoce a algún imbécil que, con tal de chulearse delante del personal, es capaz de perder los piños. Y el verano, por supuesto, es el tiempo ideal para este tipo de -gestas-. Lo malo es que en vez de ser un chiste suele ser una tristísima gracia. Los periódicos se hacen eco día sí y día también de un muchacho que se ha quedado tetrapléjico por tirarse de cabeza en agua poco profunda, por ejemplo. O de otro que saltó de un puente y se rompió la crisma contra una roca. Y qué decir del llamado balconing, bonito neologismo que describe la hazaña de lanzarse a una piscina desde el cuarto o quinto piso de un hotel después de una sonada borrachera. Y todas estas estupideces no tienen otra finalidad que ese patético «mira, mira, mamá» del que hablábamos antes, tonto sucedáneo de gloria que contenta a los que no son capaces de hacer algo interesante o grande o valiente de verdad.

jueves, 25 de agosto de 2011

Sierra de la Virgen, 21 de agosto


Ascensión a la Virgen de la Sierra desde la zona de Aranda del Moncayo una ascensión pronunciada de apenas 400 metros entre jaras y  pinos, para llegar a una zona donde desaparece la vegetación se va ascendiendo sin apenas dificultad hasta llegar a un cúmulo de pinos donde el camino se vuelve a poner empinado hasta llegar a la explanada del Santuario.




A la bajada descubrimos la fuente de la Virgen, creo que se llama la del espino, en tiempos milagrosamente manaba aceite, esta cerrada para proteger el agua de los animales de la zona.

Buitres en Oseja, 20 de Agosto


En las peñas camino a la fuente de los tres caños de Oseja se observan las buitreras, asentamiento consolidado de los buitres, enclave magnífico para coger el vuelo o para anidar.

martes, 23 de agosto de 2011

Arturo Pérez-Reverte: Sobre imbéciles y malvados

No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarleun recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas -gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea. Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: «Más miedo me da un imbécil que un malvado». Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil. 

Juan Manuel de Prada: Materialismo e indignación

El derrumbe de la idolatría materialista está provocando en lassociedades occidentales un malestar e indignación crecientes que se desaguan de las formas más variopintas: desde la resignada acedía (así llamaban los antiguos a la mezcla de flojera y pesadumbre de vivir) hasta el vandalismo más feroz y criminal. En la raíz de todas estas expresiones de malestar descubrimos una misma causa mediata o inmediata, que no es otra sino la amputación o estrangulamiento del sentido de la trascendencia, connatural al concepto de persona. El capitalismo, a la vez que se aseguraba para sí el acceso y posesión incontrolada de la riqueza material, se sacó del magín una auténtica olimpiada de derechos que sus vasallos debían esforzarse por conquistar o ganar. Y en el esfuerzo por conquistarlos o ganarlos, los vasallos olvidaron que tales `derechos´ no eran sino prerrogativas humanas, el bagaje que Dios ha concedido al hombre para cumplir con su deber máximo -físico y metafísico-, que no es otro sino vivir. Vivir con una particular ´metodología del amor` que solo puede conceder el sentido trascendente, y que el capitalismo desbarató por completo: amor de Dios al hombre, del hombre a Dios y del hombre al hombre. 

lunes, 22 de agosto de 2011

Paulo Coelho: Diálogos con el Maestro (IV): El lenguaje de las señales

Qué es el lenguaje de las señales?

-Todo hombre tiene una manera personal de comunicarse con Dios ycon su propia alma.

-Entonces, ¿el hombre no necesita la religión?
-Las religiones son muy importantes, porque nos permiten adorar enforma colectiva y compartir entre todos los mismos misterios. Pero la búsqueda espiritual es responsabilidad de cada uno: si te apartas de tu camino, no servirá de nada estar culpando al cura, al imán, al rabino o al pastor porque la responsabilidad es tuya. Por eso existe un alfabeto que tu alma entiende y que va mostrando las mejores decisiones que debes tomar en tu camino.

-¿Cómo se aprende este lenguaje?

-Como cualquier otro. Primero, con disciplina, para aprender apercibir la señal. Después, con valor para practicar la lengua. Y tercero, no teniendo nunca miedo de equivocarse mientras se practica.

-Lo que hace que muchas veces la gente siga la señal equivocada.

-Claro. Solo así aprendemos las señales correctas.

-¿Me podrías dar un ejemplo de señal? 

viernes, 19 de agosto de 2011

Arturo Pérez-Reverte: El tío Gilito y sus secuaces

Decía Unamuno que, cuando en España se habla de honra, unhombre honrado debe ponerse a temblar. Más de uno debió de temblar el otro día, escuchando decir a un poderoso banquero que ahora los bancos serán más compasivos con sus clientes. Es hecho probado que a ningún banquero, de aquí o de afuera, le da acidez de estómago la ruina ajena. Un banquero es un depredador social con esposa en el Hola, un Danglars que traiciona a cuanto Edmundo Dantés cruza su camino, un Scrooge al que se la traen floja los espectros de las navidades pasadas, presentes y venideras, un tío Gilito que hasta con su sobrino el pato Donald -los que leíamos tebeos lo calamos desde niños-, ignora la piedad. Y ni falta que le hace.

De economía no tengo ni idea; pero lo que no soy es completamente gilipollas. Por eso me toca la flor, corneta, que los banqueros maltraten mi sentido común a semejantes alturas de la feria, en esta España donde no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí nos conocemos todos. Un infeliz país donde la gente puede verse obligada a cerrar tienda o negocio por equivocarse en su gestión; pero donde ningún banco ni banquero, que llevan años equivocándose en la gestión irresponsable de un dinero que ni siquiera es suyo, pagan el precio de sus errores. Nunca. 

Juan Manuel de Prada: La crisis del periodismo

A nadie se le escapa que el periodismo se halla inmerso en unacrisis sin precedentes: crisis de identidad, en un momento en que la creciente atomización de las audiencias, el impacto de Internet, la sobreabundancia informativa y la publicidad menguante ponen en peligro la existencia misma de los periódicos; y también crisis del propio oficio de periodista, cada vez peor considerado socialmente, sometido a presiones que hacen casi imposible su independencia, sometido también a dramáticos ajustes de plantilla y sueldos de miseria que a pique están de convertirlo en prototipo del nuevo paria.

Escribía T. S. Eliot, en su poema La roca: «¿Dónde está la sabiduría, / que se nos ha perdido en conocimiento? / ¿Dónde está el conocimiento, / que se nos ha perdido en información?». Quizá estos versos expresen, mejor que cualquier tratado, el pecado mayor del periodismo de nuestra época. El negocio de la noticia, la comunicación de masas, se convirtió en el objetivo primordial de esta nueva forma degradada de periodismo, que dejó de preocuparse por explicar el mundo, para convertirse en una nueva e incesante modalidad de espectáculo que mantiene prendida la atención del público a costa de privarlo de su capacidad para enjuiciar los hechos. Se impuso la creencia de que bastaba manejar un flujo incesante de información para comprender el mundo; y ese flujo de información, lejos de ayudarnos a comprender el mundo, se ha revelado la mejor levadura para fomentar el caos, para mantenernos en un estado constante de aturdimiento que anestesia nuestra capacidad de juicio. 

Carmen Posadas: El vaso medio lleno

Hay artículos, como este que ahora leen, que escribo más para míque para ustedes. Normalmente no lo confieso, pero me ocurre con cierta frecuencia que decido escribir un artículo para grabarme en la mollera cosas que tiendo a olvidar, aunque sean obvias. Hay un rasgo de mi carácter contra el que lucho desde la infancia y es este: soy una persona terriblemente inconformista (eso, por no decir insatisfecha, que suena aún peor). Habrá quien piense que insatisfacción no es un defecto, sino muchas veces una virtud. Al fin y al cabo, si el ser humano no fuera inconformista e insatisfecho, nunca habría inventado la rueda y mucho menos Internet; jamás habría descubierto la penicilina o el modo de extirpar tumores. El hombre conformista y satisfecho seguiría ahora mismo en la caverna, tan contento con recolectar unas cuantas bayas y cazar un par de conejos (lo del mamut no es plato de conformistas, menuda trabajera cazar mamuts).

jueves, 18 de agosto de 2011

Valdenaza (Cabezarredonda 1.340 m.) -Aranda del Moncayo: 9 de agosto


Esta es una excursión de escasa dificultad pero con grandes vistas, partimos del camino que nos lleva a Calcena, ascendemos una pendiente pronunciada de unos 500 metros, conforme ascendemos vemos al fondo la finca de Valdenaza, utilizada por gente famosa para participar en cacerías en la zona.



Al fondo se puede observar el Moncayo


Corral abandonado, que en tiempo se utilizaba de vivienda y para guardar el ganado y cultivar las fincas anexas.

Embalse de Maidivera al fondo.

jueves, 4 de agosto de 2011

Moncayo: 30 de julio



La ruta elegida para subir el Moncayo fue la senda que parte desde el Santuario del Moncayo a unos 1600 metros de altitud. La imagen esta tomada a primeras horas de la mañana.




Otra foto sacada a primeras horas de la mañana


Imagen del cucharon de San Miguel y al fondo el Moncayo, la ascensión esta marcada y es por la izquierda de la foto.




En la cima del monte de San Miguel al fondo el Moncayo.




Foto tomada en la cima del Moncayo




El cucharon de San Miguel tomado desde lo alto, el camino asciende por la parte derecha de esta foto.

23 de julio: Pesca en el río Gállego


Una muestra de las truchas pescadas en el río Gallego.

Carmen Posadas: Techo de cristal

Hasta ahora me había resistido a hablar de ese dilema femenino que se ha dado en llamar el techo de cristal. Me refiero a la invisible barrera que impide que las mujeres alcancen las metas profesionales para las que están capacitadas. El carácter de invisibilidad, según leo en un texto sobre el tema, «viene dado por el hecho de que no existen leyes, ni dispositivos sociales ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación». Sin embargo, algo ocurre para que, a pesar de que el número de universitarias supera con creces el de universitarios, pese a que las notas de las chicas suelen ser mejores que las de los chicos y están consideradas trabajadoras mejores y más responsables que ellos, a los máximos puestos ejecutivos solo llegue del uno al tres por ciento de las mujeres. Otras cifras son igualmente desalentadoras. Hablan de que la diferencia salarial entre unas y otros es de un diez a un treinta por ciento menor, a pesar de que las mujeres trabajan más que los hombres en casi todos los países. Si, como digo, hasta ahora me había resistido a hablar de esta inquietante cuestión, no es porque me parezca baladí, muy al contrario. La razón es que no estoy de acuerdo con el diagnóstico que hacen las propias mujeres del porqué de este fenómeno. Por lo general suelen atribuir las causas a razones tales como que las estructuras de las empresas son jerárquicas, con hombres ocupando casi todos los puestos y eligiendo, por ende, a otros hombres para trabajar junto a ellos. Hablan también (y esto sí que asombra) de que el hecho de que nosotras seamos más afectivas «puede entrar en contraposición con el mundo masculino, donde los vínculos humanos se caracterizan por la racionalidad y con afectos puestos en juego mediante emociones frías, esto es, menos intensas, más indiferentes». Algo que es tanto como decir que somos unas histéricas y neuróticas en el trabajo.
Me gustan los músicos callejeros, dentro de lo razonable. No pocos recuerdos de ciudades y personas están unidos a la melodía que sonaba en un momento determinado en algún lugar de mi memoria. Algunos de tales momentos son muy hermosos, como el de una noche en la que paseaba por detrás del Panteón, en Roma; y allí mismo, en las sombras, sentada en el peto de piedra de uno de los fosos con restos arqueológicos, encontré a una joven que ejecutaba con violonchelo una música bellísima y triste. Otros recuerdos de esa clase son más vulgares o folklóricos, y hay de todo: simpáticos fulanos, improvisadores oportunistas, caraduras sin la menor idea de música, orgullosos mariachis, virtuosos melancólicos a los que nunca te resistes a dejar algo en el platillo, y gente así. 

Juan Manuel de Prada: De corazón a corazón

En los últimos quince o veinte años, hemos asistido a una expansión inconcebible de las telecomunicaciones; tan inconcebible que, aun quienes la hemos vivido día a día, como una transformación paulatina y cotidiana, experimentamos cierta sensación de vértigo y perplejidad cuando recordamos cómo era nuestra vida hace quince o veinte años, sin teléfono móvil, sin Internet, sin tropecientos canales televisivos. Una persona que hubiese permanecido hibernada durante estos quince o veinte años, o recluida en algún hipotético paraje recóndito del atlas donde tal expansión de las telecomunicaciones no se hubiese hecho notar (si es que tal paraje del atlas existe), pensaría, de regreso a nuestro mundo, que ha sido trasladado a otro planeta, o que se halla bajo los efectos de una sugestión o encantamiento. Y, tras la estupefacción inicial, tal vez llegase a percibir algo que a nosotros nos pasa inadvertido: a saber, que esa expansión de las telecomunicaciones ha discurrido paralela a una reducción o encogimiento de las posibilidades de comunicación estrictamente humanas, según esa ley infalible de la biología que nos enseña que, a medida que aumenta lo automático, decrece lo auténticamente vivo. 

Paulo Coelho: La leyenda personal (II)

¿Qué es la leyenda personal?

-Es tu bendición, el camino que Dios escogió para ti aquí en la Tierra. Siempre que un hombre hace aquello que le entusiasma, es que está siguiendo su leyenda. Pero sucede que no siempre todos tienen el valor de enfrentarse con sus propios sueños.

-¿Por qué razón?

-Existen cuatro obstáculos. El primero: él escucha desde niño quetodo lo que deseó vivir es imposible. Crece con esta idea y, a medida que acumula años, acumula también capas de prejuicios, miedos, culpas. Llega un momento en el que su leyenda personal está tan enterrada en su alma que ya no consigue verla. Pero ella permanece allí.

Si él tiene el valor de desenterrar sus sueños, entonces se enfrenta al segundo obstáculo: el amor. Ya sabe lo que desea hacer, pero piensa que puede herir a los que lo rodean si deja todo para seguir sus sueños. No entiende que el amor es un impulso extra, y no algo que le impide seguir adelante. No entiende que aquellos que realmente lo quieren bien están deseando que él sea feliz y están listos para acompañarlo en esta aventura.