viernes, 30 de septiembre de 2011

Paulo Coelho: De la naturaleza humana

Todos los días nos bombardean con noticias de actos de crueldad, y nos preguntamos: ¿cómo puede el hombre ser capaz de tanta perfidia? Los ejemplos van desde Río de Janeiro, donde tenía un amigo periodista (Tim Lopes) que fue salvajemente torturado antes de ser asesinado, hasta la prisión de Abu Graib, en Irak, donde chicos y chicas americanos que siempre se han comportado de forma ejemplar en sus pequeñas comunidades provincianas acaban convirtiéndose en monstruos.

En 1971, profesores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, crearon una especie de prisión simulada en los sótanos de la Facultad de Psicología. Escogieron a 12 estudiantes al azar que actuarían como guardas y a otros 12 que serían los prisioneros. Todos procedían del mismo estatus social: clase media, educación rígida y sólidos valores morales. Durante dos semanas se otorgó a los ‘carceleros’ una autoridad absoluta sobre los ‘presos’.

La experiencia hubo de ser interrumpida al cabo de una semana, dado que, apenas transcurridos unos días, los ‘guardas’ comenzaron a mostrar un comportamiento cada vez más sádico y anormal, y llegaron a ser capaces de barbaridades nunca vistas. Hasta hoy, cuando han pasado más de 30 años, los dos grupos todavía necesitan tratamiento psicológico.

El creador de la experiencia de Stanford, Philip Zimbardo, cuenta al periódico Herald Tribune: –No me sorprendieron las fotos de la prisión iraquí de Abu Graib. No se trata de unas pocas manzanas podridas dentro de un cesto de fruta fresca, sino exactamente de lo contrario: gente de buenos sentimientos que, al verse con la posibilidad de ejercer un poder absoluto, pierde cualquier noción del límite y deja que se manifiesten sus instintos más primitivos. 

Arturo Pérez-Reverte: Una historia de violencia

Me dan la bronca algunos lectores veteranos porque hace tiempoque no hablo de esos personajes e historias del pasado que a veces, para bien o para mal, ayudan a encajar el presente. Así que, para quienes echan de menos las historias del abuelo Cebolleta, hoy tocamos esa tecla, recordando a uno de esos fulanos sobre los que, de nacer en otro sitio, habría novelas, películas y series de la tele. Pero nació aquí, aunque pasó la vida fuera de España, ganándose el pan con una espada. Así que tenía pocas posibilidades de figurar en los libros de texto de los colegios. Como dijo no recuerdo qué político analfabeto de los que mezclan churras con merinas, la violencia no educa.

Año 1547. La España del emperador Carlos V tiene al mundo agarrado por las pelotas. Los príncipes protestantes se han puesto flamencos, y les caen encima, entre otros, los tercios de infantería española. La cosa se dilucida en Mühlberg, con el río Elba entre los ejércitos del elector de Sajonia y el del emperador. Se acomete la gente, se retiran los luteranos, y en mitad del pifostio hay un momento delicado. Huyendo ante el empuje de la vanguardia mandada por el duque de Alba, que siega como una guadaña, los alemanes –marcando el paso de la oca, o lo que marcaran entonces– pasan el río por un puente de barcas, lo recogen en la otra orilla, y para defender el único vado y cubrir su retirada acumulan allí enorme cantidad de artillería y arcabuceros. De manera que al llegar los españoles granizan balas sobre los arneses. El de Alba, cabreadísimo, va de un lado a otro sin saber cómo hincarle el diente al asunto, pues los tudescos van a enrocarse tras las murallas de la plaza fuerte, y de allí no los sacarán ni con Tres en Uno. El emperador está a punto de llegar con el grueso del ejército, encontrando el paso bloqueado; y además, los enemigos empiezan a incendiar las barcas. Como para ingerir cianuro. 

Carmen Posadas: La era Peter Pan

El otro día vi una entrevista que le hicieron a Pedro Almodóvar con motivo de su nueva película y me sorprendió un comentario suyo. En un momento dado explicó: «La piel que habito no la podría haber rodado antes porque es producto de mi madurez como persona». Eso dijo, y se quedó cortado como si hubiera dicho algo inconveniente. Luego, azarado, añadió que bueno, que con eso de ‘madurez’ se refería a la experiencia, a la trayectoria, a lo que había logrado aprender con los años… No he visto la película, de modo que no tengo opinión sobre ella, pero lo que me llamó la atención fue que una persona tan libre a la hora de expresarse y que –nos guste o no su obra– está por encima del bien y del mal tuviera que justificarse por usar el término ‘madurez’. No creo que su reparo se debiera a que dicha palabra a veces pueda ser sinónimo de vejez. Según dijo también en la entrevista, él está encantado de peinar canas. Yo creo que a Almodóvar, que es un hombre inteligente y que, sobre todo, tiene una envidiable intuición para sintonizar con el público, lo que le preocupó fue haber usado, sin querer, una de esas palabras malditas y, por tanto, proscritas del vocabulario actual. Me refiero, por ejemplo, a términos como ‘disciplina’, ‘orden’, ‘deber’ y no digamos ‘honor’, palabra horripilante que, según algunos, acuñó Franco en persona y hace inmediatamente entonar el Cara al sol.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Juan Manuel de Prada: Decíamos ayer...

He sido a diario el hazmerreír, todo el mundo se burlaba de mí. (Jer 20, 7)

Leed a un hombre de nuestra época el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces y sonreirá con petulancia o descreída displicencia; en cambio, ese mismo hombre estará dispuesto a creer a pies juntillas que sus ahorrillos, entregados a un banco o a un experto en inversiones, se multiplicarán por cien o por mil, hasta convertirse en una fortuna. [...]  Hoy toda esa fantasmagoría se derrumba, todas esas tretas nos revelan sus manejos; y el hombre que, por petulancia o descreída displicencia, dejó de creer que Dios obrase milagros, descubre que los milagros de los sacerdotes plutonianos eran en realidad tramoyas de farsantes. (ABC, 13 de octubre de 2008)

El dinero es, por definición, un fantasma, un signo que representa las cosas reales, inventado por los hombres para agilizar el comercio. Si ya es discutible que ese fantasma represente el valor de las cosas reales, ¿cómo calificar nuestra creencia de que ese fantasma pueda ser, a su vez, ordeñado como si fuese una vaca, generando réditos que crezcan indefinidamente? Hasta un espiritista en plena resaca de anisete nos diría que los fantasmas no pueden procrear; pero los sacerdotes de esta idolatría plutoniana han hecho creer al hombre contemporáneo, azuzando su avaricia, que su dinero podía procrear como un conejo. (XLSemanal, 1 de diciembre de 2008)   

Carlos Herrera: Un paseo por Milán en Fórmula 1

 Y qué hace un tipo como yo en un Gran Premio de Fórmula 1? Pues mirar como un cateto para todas partes, asombrarse del circo de quita y pon que montan estos tipos y percatarse de que algo tendrá este lío porque le apasiona a millones de personas en el mundo entero. Cuando Alonso aún circulaba en taca-taca, la afición a las carreras y el conocimiento técnico por parte del español medio eran reducidos, pero desde que apareció el asturiano proliferan los expertos por metro cuadrado como si fueran setas en temporada: entras en cualquier bar y el paisano más insospechado comenta en voz alta que con esos reglajes difícilmente se va a poder competir con menganito y tal y tal. Un par de semanas atrás fui amablemente acarreado e invitado para presenciar el Gran Premio de Italia, que patrocina el Banco Santander y que se disputaba en Milán, en el mítico circuito de Monza, el primero en el que se celebraron pruebas de Fórmula 1. La posibilidad de charlar con los que gerencian, controlan y protagonizan las carreras permite hacerse una idea del volumen de negocio industrial que genera el automovilismo y la capacidad de reacción, invención y conocimiento milimétrico que tienen todos, mecánicos, directores y, especialmente, pilotos, esos hombres de cuello gordo que se juegan la vida a trescientos kilómetros por hora y que manejan coches que vienen directamente del futuro. Todo es, literalmente, admirable y los aficionados rugen casi tanto como los motores. Ganó Vettel, como casi siempre, y Ferrari se quedó sin poder desplazar del podio a Red Bull en su propio feudo, ya que la diferencia entre los coches estriba en que, por lo visto, los azules bordean los reglamentos con un truco combustible que aún no han desarrollado los colorados. 

lunes, 19 de septiembre de 2011

Media maratón Monreal del Campo: sábado 17 septiembre


El grupo 7:45 preparados para la salida, en primer plano Antonio Baeta concentrado para salir como una bala.


Componentes del grupo 7:45, que por nuestra participación nos trajimos dos jamones de la zona, y Fernando Martínez una copa como segundo mejor veterano C.


Primer paso por meta, vamos juntos  de izquierda a derecha, Carlos, José Manuel e Ignacio


Fachada de una de las casas de Monreal del Campo, también nos dio tiempo para pasear por el pueblo.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Arturo Pérez Reverte: Tirachinas para el nene.

Hoy vamos a jugar, si les parece, al bonito juego de imaginar absurdos. Imaginemos, por ejemplo, que usted lleva a sus niños a las fiestas del cole, o al recinto infantil de las de su pueblo; y allí, presidiendo el despliegue de globos, chuches, cuentacuentos, columpios y colchonetas de gomaespuma, ve un cartelón enorme en el que, junto a la imagen de un muchacho con rostro oculto por pasamontañas, que tensa en las manos un tirachinas con tornillo gordo o bola de acero dentro, figuran las palabras «Prepárate para luchar». Sé que suena a barbaridad, en efecto. La estúpida posibilidad. En el sentido, además, literal de la palabra bárbaro. Pero, en fin. Una vez imaginado eso, imagine también cuál sería su reacción. O permítamelo a mí, si le da pereza. Como cualquier padre normal, se llevaría –nos llevaríamos– de allí a las criaturas con una rapidez que pulverizaría varios récords olímpicos. Y acto seguido, tras poner a los niños a buen recaudo, y en unión de otros padres a los que supongo tan indignados como usted o yo, montaría un pifostio de aquí te espero. Exigiendo, como mínimo, la cabeza del director del colegio o del alcalde responsables de tolerar semejante atrocidad.

Parece lógico, ¿verdad? Pues se equivoca usted y me equivoco yo. Valga como prueba una foto que, hecho curioso, apenas ha merecido comentarios en este país delirante donde cualquier disparate se considera lo más natural del mundo. Se tomó durante las fiestas del pueblo navarro de Leiza, y sobre ella podrían escribirse varias tesis doctorales. Muestra una carpa municipal, la del recinto infantil, presidida por un cartelón enorme cuyo centro está ocupado por la imagen amenazadora –estéticamente muy lograda, estilo Banksy– de un joven con gorro de lana y rostro cubierto por un pañuelo, que tensa su tirachinas junto a una estrella roja y solitaria que también decora el pañuelo. Y la imagen, situada dentro de un círculo negro, está flanqueada por dos frases en letra mayúscula y con signos de exclamación: «Independetzia eta sozialismoa», que no necesita traducción, y «Borrokatu Antolatu»; que, si mi limitadísimo euskera no me engaña –aunque todo puede ocurrir–, significa prepárate para luchar, asume la lucha o algo parecido.

Pero oigan. Lo estremecedor no es el cartel, que a fin de cuentas puede verse pintado en cualquier pared del País Vasco o la Navarra irredenta, sino las mamás. Porque la escena, tirachinas y borrokatu aparte, está llena de niños y mamás.

Juan Manuel de Prada: Nostalgia de la tierra

Llamo por teléfono a un amigo, octogenario casi y un completo sabio, para invitarlo a participar en el programa de televisión que dirijo, Lágrimas en la lluvia, y lo pillo en un pueblo de Galicia, en unas tierras que allí posee. Deduzco que se halla todavía disfrutando de sus vacaciones, pero enseguida descubro que no son unas vacaciones al uso: ha viajado solo, no ha metido ni un solo libro en la maleta y, según me confiesa, emplea todas las horas del día en tareas agrícolas, a simple vista incongruentes en alguien de su edad y condición. Cava la tierra, corta la leña, arranca malezas, planta árboles, recolecta frutos. Como es un hombre que ha dedicado su vida entera al estudio y a la enseñanza, que ha publicado multitud de libros y artículos, me sorprende sobre todo que en sus vacaciones eremíticas haya decidido despojarse hasta de los libros que han sido sus compañeros del alma durante tantos años, como si necesitara, siquiera por unas semanas, palpar esa vida elemental y áspera –vida verdadera– que la gran ciudad nos ha vedado. Recordé los versos de fray Luis: «¡Qué descansada vida / la del que huye del mundanal bullicio / y sigue la escondida / senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido!».

Creo que en todo hombre –aun en el más embebido de los ritmos y estridencias de la gran urbe– palpita un anhelo de esa vida beata, horaciana, apegada a la tierra, desentendida de los afanes mundanos que nos gastan y vacían.

Carlos Herrera: Índice de un verano para comérselo

Es una pedantería relatar en un artículo un periplo veraniego por mesas y barras de España. Parece que uno no haya estado haciendo otra cosa en verano que comer y beber. Lo sé, pero me arriesgo a su crítica acerada. He aprovechado este tiempo para visitar polígonos industriales y a algún que otro amigo e, inevitablemente, he conocido y/o reconocido acudideros de los que merece la pena hablar de semana en semana. Permítanme que les indique, a modo de índice, lo que iré desarrollando en próximas entregas y que viene a confirmar que España es un país asombroso, lleno de lugares fascinantes y sabrosos. Como bien dicen mis amigos Juan e Imanol, Un país para comérselo.

El Camino de Santiago me llevó este año por la llanada alavesa, lo cual aproveché para sentarme, en llegando a La Rioja, con Ramon Rabanera, Gonzalo Arrotia y Antxon Urrosolo en el clásico Echaurren de Ezcaray, del que tanto tiempo faltaba, que sigue siendo una casa de fiar enclavada en un paisaje de ensueño. De ahí salté a tres etapas duras y bellísimas, de Astorga a Molinaseca, cruzando el sugerente y espectacular Bierzo con sus parajes inolvidables. No dejen de visitar Molinaseca, el pueblo de mi admirado Alfonso Rojo: es un regalo norteño que toda persona decente debería conocer. Había oído hablar de Casa Ramón, de su pulpo y sus patatas con berberechos, de su solomillo con foie, de sus sublimes sardinas y confirmé que se trataba de un lugar de primera. Como de primera es Caramelo Bernaín en Ponferrada, al que me llevó el consejo siempre sabio de Pedro Díez, un diente de privilegiado que siempre acierta. Ni que decir tiene que me dejé mis preceptivas horas en la cervecería Madrid de León, una de las diez mejores barras del mundo, y la degustación lenta de un cocido maragato en Cuca La Vaina, en Castrillo de los Polvazares, ese pueblo que parece un sueño de arcilla y piedra y que resulta un prodigio visto desde cualquier rincón. 

Paulo Coelho: 'Hagakure' y el camino del samurái

Yamamoto Tsunetomo (1659-1719), tras haber servido durante muchos años como samurái
, decidió contar todo aquello que aprendió a Tsuramoto Tashiro, uno de sus discípulos. El resultado de estas conversaciones fue el libro Hagakure (Oculto tras el follaje), que ha resistido el paso del tiempo y todavía hoy es un libro de actualidad.

Releyendo el texto, me di cuenta de que gran parte de las enseñanzas allí recogidas se pueden aplicar a nuestra vida diaria. Un samurái, como sabemos, era un guerrero con un código de conducta –conocido como bushido– basado en tres puntos importantes:

A. Disciplina. B. Ética. C. Coraje. Estos elementos debían estar presentes en cada una de las decisiones que tomamos. Así, al buscar un sentido a nuestra peregrinación sobre la faz de la Tierra, comprenderíamos que:

A. Solo es posible alcanzar un sueño cuando se tiene la voluntad necesaria para ello. No bastan el entusiasmo, la pasión y el deseo; hacen falta también fuerza y concentración.

B. Cuando vamos a la búsqueda de algo que de verdad tenga algún significado en nuestra existencia, no hay por qué herir o pisotear a los demás. Al contrario, cuanto más respetamos el camino ajeno, más aliados encontramos en el nuestro y más respeto recibimos a cambio.

C. Además de la disciplina y la ética, hay que entender que, a pesar del miedo, debemos seguir adelante. ‘Coraje’ no significa ausencia de valores, sino la capacidad de no dejarse paralizar por estos. Como ya dije en otras columnas, todos tenemos que morir un día. 

Alzhéimer: vacuna ¿para cuando?


Es la dolencia que más crece en el mundo: dos millones de casos por año. Científicos de todo el planeta buscan detener la pandemia. un español parece haber encontrado el camino. «descubrí que los perros padecen una demencia idéntica…» y ¡Eureka! En la semana en que España acoge la cumbre global del alzhéimer, entramos en su laboratorio de Zaragoza, donde prepara una vacuna revolucionaria.
No había cumplido los 13 años, pero recuerda:
«Ya sabía cómo se llamaban los huesos del carpo [los enumera], adoraba la biología y tenía mi propio laboratorio de química en casa». Años después, convertido en investigador, llegaron más preguntas: ¿cuál es el sustrato molecular de los recuerdos? ¿Qué reacciones químicas tienen lugar para que existan? «Siempre me fascinaron los mecanismos de la memoria: cómo la almacenas, luego la evocas y cómo es posible que eso se pierda. Esto fue lo que me llevó, a finales de los 80, hasta el alzhéimer». Ahora, a sus 54 años, Sarasa, que es natural de Ayerbe (Huesca), neurobiólogo, embriólogo, anatómico, veterinario y fundador de Araclon Biotech, una pequeña compañía biotecnológica de Zaragoza, está convencido de haber encontrado las claves que pueden acabar con la llamada `enfermedad del olvido´.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Pequeños pero no invisibles: Oseja 13 de septiembre

En Aragón TV el día 13 de septiembre se emite A PARTIR DE LAS 22  horas el programa "Pequeños pero no invisibles" dedicado a pueblos de Aragón de menos de 100 habitantes, donde se podrá ver la grabación que hicieron hace unas semanas en Oseja.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Arturo Pérez Reverte: Saludando no es gerundio

No sé si se habrán fijado, aunque supongo que sí. Que se fijan. Cada vez resulta más inusual que alguien, al interpelar a otro en busca de un servicio o una información, recurra a la correctísima y tradicional fórmula «por favor», y mucho menos que anteponga un cortés «buenos días». Por lo común, la peña suele abordarse sin prolegómenos, a bocajarro, en plan compadres que frecuenten el mismo puticlub, sustituyendo el saludo de toda la vida por una frase absurda que en los últimos tiempos ha hecho fortuna en España, y que permite identificar de lejos a un compatriota, o lo que seamos ahora, en cualquier latitud y longitud: ese bajuno «oye, perdona», acentuado por el infame tuteo con que resolvemos, tanto con abuelos como con niños, nuestra vida social. No hace mucho, en un local muy correcto de París, tras escuchar en una mesa vecina un sonoro «oye, perdona», vi a un estirado camarero gabacho hacerse el sueco ante dos turistas españoles ya maduritos. Con mi silencioso, íntimo y –no me avergüenza confesarlo– perverso regodeo.

En cuanto al «buenos días» cuando nos cruzamos con un presunto semejante, ni les cuento. No hay quien lo extraiga ni con alicates. Naturalmente, no hablo de ir por las ramblas de Barcelona o la Puerta del Sol de Madrid diciendo buenos días a todo cristo, como un imbécil. Hay momentos y momentos. Pero es cierto que cualquier clase de saludo, cuando nos encontramos con una persona sólo vagamente conocida, o con desconocidos a quienes las circunstancias acercan de modo particular, se hace cada vez más raro. Incluso cuando eres tú quien toma la iniciativa y saluda primero, hay muchas probabilidades de que el interpelado no responda y pase por tu lado sin decir esta boca es mía. 

Carmen Posadas: Resilencia o el arte de `rebotar´

Recuerdan los tiempos en los que el verano, informativamente hablando, era un páramo, una larga calma chicha en la que solo flotaba el inefable monstruo del lago Ness? En aquel entonces, ¡qué épocas!, llegábamos al mes de septiembre casi con mono de acontecimientos, de sucesos, de adrenalina. Ahora, en cambio, el mes noveno nos coge exhaustos de turbulencias en todos los frentes: los económicos, los sociales, los políticos. Cómo será la cosa que durante agosto ni siquiera hemos hablado de los temas veraniegos habituales, los romances de la temporada, las petardas en triquini, los escándalos caniculares y demás frivoludeces. Por no haber no ha habido, que yo sepa, ni canción del verano, con lo que me gusta. Y así, entre sobresaltos más propios del invierno, llegamos a septiembre, un mes ya de por sí tristón. Mes, además, de contrición y propósito de enmienda por todas esas comilonas y esos mojitos convertidos ahora en michelín que la abraza a una como boa constrictor (glup). Mes también de vuelta al cole y no solo para los niños, sino para todos nosotros. Porque no sé ustedes, pero yo por estas fechas tengo la misma (y horrible) sensación que a los diez o doce años, cuando, con vestidito veraniego y aún morena de la playa, me llevaban al Corte Inglés para comprar uniforme nuevo, así como un montón de cuadernos, lápices y libros que presagiaban un año dominado por las matemáticas, la lengua y la física y química. Con decirles que aún me despierto a veces aliviadísima al descubrir que por lo menos de esta tortura ya me he librado…

Por eso este año, que hemos tenido un verano peor que los anteriores, no estoy dispuesta a que me dé el ‘september blues’, que es como los gringos llaman al bajón posvacacional; uno que por lo visto es el causante de multitud de estados depresivos.

Juan Manuel de Prada: Monarquía

En la defensa que muchos hacen de la monarquía, con frecuencia se emplean argumentos poco convincentes, que no hacen sino favorecer a sus detractores. Ocurre así, por ejemplo, cuando se dice que, bajo el reinado de Juan Carlos I, «hemos disfrutado del periodo más próspero de nuestra historia». Se trata de una defensa endeble de la monarquía que no hace sino debilitar su permanencia. ¿Qué sucedería si, en los siguientes treinta años, esta prosperidad que ha acompañado la restauración de la monarquía se esfumase? ¿Hemos de concluir que la finalidad de la monarquía ha desaparecido? Por supuesto que el bienestar material debe ser una de las preocupaciones de todo gobierno; pero no la única, ni la más importante; pues con frecuencia la prosperidad es el subterfugio que emplean los tiranos para privar a sus sometidos de otros bienes más altos, o para que la privación de esos bienes más altos resulte más llevadera.

Y, al contrario, a veces la consecución de bienes más altos exige al buen gobernante sacrificar la prosperidad y bienestar material del pueblo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

ROOIBOS y sus propiedades

El rooibos (de nombre científico Aspalathus linearis) es una planta de origen sudafricano cuyo nombre en el idioma afrikaans significa arbusto rojo. Es muy popular debido al uso que se hace de sus hojas en preparaciones como infusiones, al que se también se le conoce como té rooibos (té rojo sudafricano que no debe confundirse con el té rojo), pero realmente no proviene de la planta del té.

Con el "té" rooibos se puede elaborar una infusión rojiza de sabor muy agradable que recuerda algo al gusto de las nueces, es ligeramente dulzón (no contiene azúcar, pero su sabor parece recordarlo) y no posee cafeína ni alcaloides semejantes. Así pues pueden tomarla tanto niños como gente nerviosa o con hipertensión. Se emplea en el tratamiento de las alergias ya que actúa como un antihistamínico natural suave y sin llegar a producir somnolencia. En algunos casos se han realizado investigaciones acerca de inhibición de tumores en laboratorio así como efectos antimutagénicos.

Algunas de las PROPIEDADES, probadas y populares de la infusión del rooibos son:
* BEBIDA DEPORTIVA: el efecto antioxidante junto a su aporte multimineral convierten al rooibos en una bebida deportiva que ayuda a reponer las sales eliminadas durante el ejercicio. Colabora, pues, a combatir la acidez que causa en nuestro cuerpo el ejercicio excesivo.

Juan Manuel de Prada: Confesión

La reciente visita de Benedicto XVI a España ha servido, entre otras cosas, para que algunos aspectos centrales de la fe católica que los propios católicos han arrumbado o siquiera recluido vergonzantemente en el desván de la clandestinidad, por temor a provocar el escándalo o la irrisión de sus contemporáneos, fuesen expuestos sin rubor a la luz del día. Ocurrió así, por ejemplo, con la adoración eucarística, práctica que la mayoría de los católicos tiene olvidada, tal vez porque ha dejado de creer en la presencia real de Cristo en la Eucaristía; y ocurrió así con el sacramento de la Penitencia, cada vez menos frecuentado por muchos católicos que, sin embargo, siguen comulgando como si tal cosa, quizá porque se creen tocados por una varita mágica que los hace inmunes al pecado, quizá porque han reducido la Comunión a una mera rutina o uso social (y la transubstanciación a un mero símbolo sin sustancia).

Solo que, cegadas esas vías de comunicación sobrenatural, elcatólico (o ex católico, o católico vuelto del revés) tiene que ingeniárselas para sustituirlas por sucedáneos idolátricos. La adoración de Dios la sustituye por la adoración de idolillos variopintos, que suele acabar indefectiblemente en adoración del hombre y de la obra salida de sus manos (llámese progreso, ciencia, democracia o cualquier otra promesa ilusoria de paraíso en la Tierra).

Arturo Pérez-Reverte: Turistas que merecemos

Si hay algo que me sigue dejando patedefuá, pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deja ser súbdito español y tener los sesenta tacos casi a punto de nieve, es la facilidad de algunos compatriotas, o como se llamen ahora, para salir en la tele sorprendiéndose ante lo obvio. Lamentando de pronto, pancarta en alto, lo que hasta el más tonto del pueblo veía venir desde hace años, sin otra bola de cristal que el sentido común. Pensaba en eso este verano, durante los incidentes provocados en algunas localidades costeras por hordas de turistas jóvenes, ebrios y gamberros, mientras las autoridades locales y los vecinos ponían el grito en el cielo, preguntándose qué habían hecho ellos para merecer eso. Lamentando que España, o buena parte de su litoral mediterráneo, se haya convertido en la cochinera donde viene a recalar el turismo más cutre y bajuno de Europa. La meca de la chusma cervecera, bailona y vomitona, a veinte euros por noche.

Vaya por delante que turismo basura hay en todas partes.Verbigracia, Italia. En materia de chusma, incluida la indígena, poco tienen que envidiar los primos del Lacio y aledaños a nuestros más conspicuos poligoneros nacionales, o a los turistas de cerveza, discoteca con fiesta de espuma y alivio en el portal. Lo que pasa es que allí, junto a ese turismo de bajo coste y carne sudorosa macerada en alcohol, los italianos, que son varias cosas menos tontos, han sabido mantener, paralela, una oferta turística de alta calidad, con lugares donde el turismo de mayor nivel económico y exigencia, incluida la cultural, también se encuentra a sus anchas. Al menos, de momento. Sitios, ésos, que viven no sólo de la cantidad de botellas de agua mineral, bocatas y pizzas recalentadas que turistas de menos recursos -dignísimos y con derecho a comer, por otra parte- consumen cada día, sino también de viajeros que pueden gastarse durante una cena con vistas al lago de Como, sin que les tiemble el pulso, 150 euros en una botella de Gaja. Por ejemplo. 

Paulo Coelho: Diálogos con el Maestro (y V): La tragedia

Por qué existe tanta tragedia y tanta miseria en el mundo?
-La tragedia y la miseria son dos cosas diferentes, dos temas que requieren largo tiempo para ser tratados. ¿Sobre cuál de los dos prefieres que hablemos? -De momento, sobre la tragedia. ¿Por qué sufre el hombre? -Echa un vistazo a la Biblia y encontrarás la siguiente reflexión:

«Lo que es bueno viene de ti, ¡oh, mi Señor! Lo que es malo también viene de ti, mi Señor. Por tanto, ¿que he de temer?». -Aun así, sufrimos. -Sin duda. Pero toma en consideración lo siguiente: de diez problemas que tenemos, nueve son creados por nosotros mismos, a través de la culpa, del autocastigo, de la autocompasión.

Sin embargo, de vez en cuando aparece un gran obstáculo ennuestro camino, que fue colocado allí por Dios y que tiene una única razón. Y esta razón no es otra que darnos una oportunidad de cambiar todo, de caminar hacia adelante.

¿Qué es, entonces, la tragedia? Un cambio radical en nuestras vidas, siempre ligado al mismo principio: la pérdida.

El sufrimiento es siempre el resultado de una pérdida, sea de alguien o de algo, como la salud, la belleza o las condiciones financieras favorables.
Cuando estás ante una pérdida, no sirve de nada intentar recuperar lo que ya se fue. Por otro lado, un gran espacio se ha abierto en tu vida, y allí está, vacío, esperando ser llenado con algo nuevo. En el momento de la pérdida, por más contradictorio que parezca, tú estás ganando una gran porción de libertad.