miércoles, 27 de junio de 2012

Manuel Vicent: La fuga


A la hora de afrontar esta crisis económica también hay que cambiar de estética, por eso un amigo poeta ha decidido arrancar todas las flores del jardín para cultivar en su lugar tomates, pimientos y cebollas. Si la rosa fuera comestible, sería perfecta, dice Josep Pla, pero hay una secuencia de Charlot en la que este payaso toma una rosa en sus manos, la huele profundamente y después de quedar embriagado con su aroma, le echa un poco de sal y se la come. De un tiempo a esta parte muchas parejas jóvenes sin trabajo han decidido abandonar la ciudad y reconquistar la vieja casa de sus padres en el pueblo para sobrevivir cultivando una pequeña huerta, que fue en su día abandonada. En los años sesenta del siglo pasado hubo ya dos diásporas: mientras unos obreros se iban con una maleta de cartón a trabajar a Alemania, otros seres divinos celebraban una fuga más literaria impulsados por la moda del hipismo, para instalarse en una comuna en medio de la naturaleza. Los jóvenes urbanos iluminados por el resplandor de Mayo del 68, fumigados todos sus ideales por el humo de la marihuana, decidieron anidar en lugares iniciativos del planeta y hacia el Machu Pichu, Katmandú, Ibiza, la Isla Elefantina, volaban en bandadas con un libro de Ginsberg en el pico como los tordos llevan su aceituna para la travesía.

Manuel Vicent: La verdad

Ciertamente, quien busca la verdad corre el riesgo de encontrarla. ¿Pero, adónde hay que ir a buscarla? Sin duda el método socrático más moderno para llegar a ella es el TAC, la tomografía axial computarizada. La verdad ya no es propiedad de ninguna filosofía, porque tantas doctrinas contrapuestas, al final, conducen al escepticismo. Tampoco se halla en ninguna iglesia. Todas las creencias son, en el fondo, el reflejo humano de la pelea entre dioses enemigos. Puede que la verdad anide en el alma intransferible de cada uno, pero solo existe un camino para alcanzarla: se trata de hacerse un chequeo médico completo y para eso hay que pedir hora en una clínica, no en un templo ni escuela. El riesgo de encontrar la verdad es proporcional a la edad de quien la busca. A los jóvenes que llevan una vida sana, salvo casos raros, este asunto no les va nada, pero a medida que uno envejece la verdad se esconde en algún lugar del cuerpo, forma parte del alma y solo en contadas ocasiones asoma por el rostro. La forma de llegar al alma empieza por un análisis de sangre. Aparecen los leucocitos, los hematíes, la glucosa, la urea, la creatinina, el hierro, el ácido úrico, las enzimas, los triglicéridos, los marcadores tumorales. En este caso, si la verdad no da la cara, uno respira tranquilo.

sábado, 9 de junio de 2012

You've Got a Friend: Carole King, Celine Dion, Shania Twain and Gloria Stefan


4 sentidos

"Nuestros padres nos enseñaron que hay dos maneras de tomarse la vida.
Puedes vivirla lamentándote de todo lo que te falta, quejándote por el sentido que la vida no te dio, o aprovechando al máximo lo que si tienes."