jueves, 29 de noviembre de 2012

Otro de viajar: Carmen Posadas


De vez en cuando me gusta coger el coche y conducir, irme lejos sin saber exactamente adónde. Mi marido lo llamaba 'escapismo', yo lo llamo 'escapada', y sigo haciéndolo siempre que puedo. No solo porque se me ocurren buenas ideas para mi trabajo mientras conduzco, sino porque a veces me pasan cosas curiosas. La última vez que me dio por el escapismo fui a Cáceres. No era mi primera visita, pero hay una gran diferencia entre viajar solo o hacerlo acompañado. A lo mejor es porque soy una persona demasiado individualista (mea culpa), pero cuando voy con otros me entero de menos cosas, y ahora se me ocurre una teoría al respecto. Creo que, cuando uno pasea solo, percibe el entorno de una manera que se parece mucho al modo en que lo hacía de niño. Es como si, lejos de interferencias y comentarios ajenos, los sentidos se confabularan para que uno vea, huela, sienta y oiga cosas que de otra forma pasa por alto. A lo mejor por eso, aquel día que les cuento, de pronto me vi en una ciudad de Cáceres que no era la que tenía delante sino anterior, de los años cincuenta o principios de los sesenta, más o menos. Para explicarlo, tendré que retroceder un poco en el tiempo y contar que cuando era niña y vivía en Uruguay tenía una niñera, a la que adoraba, que se llamaba Carmen, como yo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Edmundo Fayanas Escuer


Desde el poder establecido por el neoliberalismo, tanto europeo, como español, se quiere hacer recaer la responsabilidad de la crisis, que estamos padeciendo, en las personas corrientes, diciéndonos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que en consecuencia, ahora debemos aceptar sumisamente lo que nos está sucediendo porque hemos sido unos despilfarradores
Los neoliberales nunca asumen las consecuencias de sus políticas favorecedoras de las clases ricas y achacan además las culpas a los otros. Esta campaña ideológica intensa, que estamos sufriendo, hace pensar que somos culpables y en consecuencia la única medicina es dejar de ser protestones y asumir todo lo que se nos ordene desde el gobierno.
La mayoría de los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y los datos refutan este axioma falso de los neoliberales. Veamos.
Los funcionarios  han visto reducido su poder adquisitivo de una forma continuada desde el año 1990 hasta finales del 2011 en un 52%, debido a las continuas congelaciones salariales y a la disminución salarial de forma unilateral por el gobierno de turno.
Si seguimos el informe de OIT, nos dice que desde el año 1995 al 2007, los salarios medios reales tuvieron un crecimiento nulo en este periodo de esplendor económico.   Sin embargo, otros consideramos que el descenso en este mismo periodo ha sido del 10%. Esto fue posible por la política de moderación salarial firmada por los sindicatos UGT y CCOO con la patronal. Resulta que cuando va bien la economía debemos de ganar menos y cuando va mal nos los bajan de forma unilateral y haciéndonos perder salario y derechos. ¿Cuándo los trabajadores recuperarán todo esto?
Nunca hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino por debajo de lo que nos hubiera correspondido por nuestro trabajo, pues como vemos, hemos sufrido décadas de disminución salarial. Lo que ha sucedido es que se ha producido en estos años la inserción de la mujer en el mundo laboral, y donde antes había un solo salario, ahora hay dos. Esto es lo que ha permitido una mejora general. Desde 1990 hasta 2010, se han unido al mundo laboral más de tres millones de trabajadoras nuevas.
A todo esto nos estimulaban al consumo con el acceso a un crédito fácil y a bajos tipos de interés, que aportaban liquidez a nuestros bancos, los franceses y alemanes, para que consumiéramos sus productos. Esto ha provocado un gran endeudamiento de las familiar españolas, siendo aproximadamente unos 850.000 millones de euros, una cantidad muy importante siendo uno de los países del mundo con mayor endeudamiento familiar.
La política neoliberal impulsó desde 1980 un consumo irracional, en aras de una libertad, lo que nos llevó a vivir del crédito, y en consecuencia, a una multiplicación del dinero, que nos ha llevado a una globalización irreal y no sostenible. Con esta política, el capitalismo asegura una potente demanda de consumo, mientras que se apropia de la productividad, consiguiendo mantener los salarios congelados.
El salario medio bruto anual en la industria y en los servicios en el año 2006 era de 22.667 euros anuales, mientras que en Francia era de 29.224 euros y en Alemania de 41.038 euros. El salario medio de la Europa del euro era de 33.000 euros. Está claro que la crisis actual no la han creado los trabajadores españoles.
En el año 2000, las rentas salariales representaban el 49,4% del PIB nacional y sin embargo, a mediados de 2007 ya solo era del 47,4%, y a finales de 2011 había caído al 45%. A este dato hay que añadir que en los últimos once años se han añadido cinco millones de trabajadores nuevos, es decir, que siendo muchos más trabajadores, cada vez representamos menos en el PIB del país. Esto es posible porque las rentas del mundo del trabajo se han ido  al beneficio del mundo del capital.   Mientras que las rentas del capital han pasado del 40,5 % del PIB en el año 2000 al 43,7% del año 2008, estando a finales del 2011 en el 45% del PIB.  
Todo esto demuestra, que los trabajadores no hemos creado la crisis con nuestros salarios, pues los datos con incontestables.  Esto debería llevar a una profunda reflexión a los sindicatos mayoritarios, para que analizaran las consecuencias de su política de moderación salarial. ¿Reflexionarán UGT y CCOO?  Me temo que no.
Estamos asistiendo como vemos a una campaña de meter miedo a la gente y de responsabilizarnos colectivamente y lo hacen intentado que interioricemos la frase“hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. En consecuencia debemos asumir con resignación cristiana nuestros pecados y vivir como un castigo estas políticas irracionales de recortes de derechos sociales, económicos y políticos llevadas a cabo por los gobiernos de Zapatero y de Rajoy.

LAS 10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACION MEDIATICA

1.El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales” (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).

2. Crear problemas, después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también:crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad” (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).

6. Utilizar el aspecto emocional más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Vicenç Navarro: Lo que no se ha dicho en los medios de comunicación de las elecciones de EE.UU.


Este artículo critica la cobertura de los medios de mayor difusión españoles sobre las elecciones en EEUU, proveyendo datos que cuestionan algunas de las interpretaciones que se han dado de las últimas elecciones en aquel país.
La cultura y comportamiento políticos de EEUU no es siempre fácil de entender desde el punto de vista europeo, pues sus símbolos, lenguaje y formaciones políticas –tales como los partidos políticos- son diferentes a los existentes en este continente, aún cuando la creciente americanización de la política en Europa está desarrollando similitudes que considero, por cierto, preocupantes.
Pero veamos las diferencias primero. Comencemos por los símbolos. El color rojo –el color de las izquierdas en Europa-, es el color de las derechas en EEUU. Y viceversa, el color azul, que es el color de las derechas en Europa, es el color de las izquierdas en EEUU. Cuando en el día de las elecciones el mapa electoral de EEUU se teñía de rojo, sobre todo en el centro y sur de EEUU, parecía que “los rojos” habían tomado todas estas partes del país. Los rojos, sin embargo, eran los azules en España, es decir, las derechas.
También existen diferencias en el lenguaje. Una persona definida como “liberal” en Europa es un político o un economista que desfavorece políticas redistributivas, minimiza las intervenciones gubernamentales y no quiere ni oír hablar de aumentar los impuestos de los ricos y de las rentas del capital. En EEUU, sin embargo, ser “liberal” es todo lo contrario. Es un político o un economista que está a favor de políticas redistributivas, favorece el intervencionismo gubernamental y ve con buenos ojos el incremento impositivo de las rentas del capital y de los súper ricos. En otras palabras, lo más próximo a un liberal estadounidense es un socialdemócrata europeo. Los medios de información españoles, sin embargo, al traducir literalmente el término “liberal” estadounidense cuando se refieren a personalidades progresistas de aquel país, crean unas confusiones tremendas. Referirse, como hacen muchos medios en España, al político Jesse Jackson sénior, uno de los dirigentes de la izquierda estadounidense, o al fallecido senador Kennedy, uno de los senadores más progresistas de EEUU, como “liberales”, desorienta en gran manera al público español que se informa a través de tales medios, que traducen palabra por palabra lo que leen en la prensa estadounidense. Tal confusión la he podido oír frecuentemente en voces de tertulianos y periodistas poco conscientes de este error.
Otra diferencia, esta vez en los instrumentos políticos en ambos lados del Atlántico Norte, es lo que se entiende por partido político. En Europa, un partido político es un colectivo que (en teoría) decide colectivamente con un ideario común compartido por la militancia que participa (en teoría) en el desarrollo de su programa y en la elección de sus dirigentes. Aunque esta militancia y el gobierno colectivo están desapareciendo en muchos partidos (de ahí que utilice el término “en teoría”), las diferencias de los partidos políticos europeos con los partidos estadounidenses son todavía sustanciales. El sentido de militancia en estos últimos no existe. El ciudadano se registra para votar como Republicano, como Demócrata, o como Independiente. Y no hace nada más hasta el día que vota en las primarias del Partido Republicano o Demócrata. Las primarias son un buen sistema, pero es la única participación que el miembro del partido tiene en la candidatura final. Por lo demás, los miembros activos que participan y deciden son los cargos elegidos y los aparatos de tales partidos. Se me dirá, con razón, que hoy la gran mayoría de partidos de Europa están también evolucionando hacia este tipo de prácticas. Pero sus raíces son distintas y sus prácticas todavía recuerdan sus orígenes. En Europa, la mayoría de partidos de izquierda eran la rama política de movimientos obreros que organizaban la vida social así como la política de tales grupos. No así con el Partido Demócrata, que es un aparato de representantes políticos y personas que aspiran a ser representantes políticos. Que ello esté también ocurriendo en muchos partidos de Europa (y España) no niega las diferencias todavía existentes entre los partidos estadounidenses y los europeos.
En EEUU, los partidos son paraguas que acogen una enorme variedad de sensibilidades. En el Partido Demócrata hay desde sensibilidades próximas a los partidos socialista y comunista hasta la derecha conservadora de los Estados del Sur, la parte más conservadora de EEUU. El Partido Republicano, sin embargo, es hoy menos diverso. El aparato del partido está controlado por el Tea Party, que con su nacionalismo extremo, inspiración y fundamentalismo religioso, sentido de superioridad, resultado de pertenecer a una nación escogida por Dios para realizar su labor “civilizadora”, liberando al mundo de comunistas y socialistas (que son todos los que no están de acuerdo con ellos), con un estilo jerárquico, machista e intolerante de la diversidad, tiene semejanzas con la ultraderecha presente dentro del partido conservador que gobierna España.
La privatización del sistema electoral. El punto vulnerable de la democracia en EEUU
Pero la mayor diferencia de las prácticas políticas entre EEUU y España es la financiación de las campañas electorales, que es predominantemente privada en EEUU. Las campañas electorales de los candidatos a cargos representativos son financiadas con fondos privados procedentes de donantes que en su gran mayoría son grandes empresas financieras y grandes corporaciones que quieren influenciar las decisiones legislativas que afectarán a sus intereses, y son los componentes de lo que se llama en EEUU la Corporate Class, es decir, la clase de los dirigentes de las grandes compañías que manejan la vida económica y financiera del país (la imagen idealizada del proceso electoral, que asume que los candidatos son financiados por las personas normales y corrientes, que envían sus donaciones de 25 o 50 dólares a su candidato, es profundamente falsa). Ello implica que las campañas electorales de los congresistas que se sientan en Comités del Congreso de EEUU, que tienen que tomar decisiones, por ejemplo, sobre el sistema sanitario, están financiadas por las compañías de seguro sanitario privado, las compañías farmacéuticas, el sector industrial sanitario, las grandes asociaciones médicas, y un largo etcétera, que incluye los grupos de presión que gestionan y actúan en el sector sanitario.
Esta situación no existe en dimensiones comparables en Europa, cuya regulación del sistema electoral no permite todas estas prácticas que se considerarían corruptas. Ni que decir tiene que algo de ello ocurre, más en los partidos conservadores y liberales, próximos al mundo empresarial, que en los partidos de izquierdas. Pero incluso entre los primeros, tal comportamiento es mucho menor que en EEUU, donde ni siquiera se considera corrupción esta práctica de comprar favores del legislador.
Esta situación crea un gran distanciamiento de la población hacia las instituciones representativas. El 72% de la población no se considera representada por el Congreso de EEUU, el cual se percibe como un instrumento de la citada Corporate Class. Sólo el 52% del electorado vota en las elecciones presidenciales, siendo este porcentaje incluso menor (30%) en las elecciones de los Estados (equivalentes a las CCAA en España) y en las elecciones municipales. Puesto que en EEUU hay una relación directa entre nivel de renta y participación electoral (a más renta, mayor participación), este dato implica que casi la mitad de la población, la que está por debajo de la mediana, no vota. Este sector no votante es la mayoría de la clase trabajadora estadounidense, que no vota por ser la que se siente menos representada. El 72% de esta población (cuya renta está por debajo de la mediana) se autodefine como clase trabajadora, y un 28% como clase media (General Social Survey. 2008).
¿Qué pasó en las últimas elecciones a la Presidencia y al Congreso de EEUU?

lunes, 19 de noviembre de 2012

Carmen Posadas: Niños de antes, niños de ahora

En mi infancia era bastante habitual leer historias sobre niños protagonistas de alguna gesta heroica. Edmondo de Amicis, por ejemplo, hizo llorar a varias generaciones con sus cuentos. Su libro Corazón recoge historias en las que, bajo títulos como El pequeño patriota padano o El tamborcillo sardo, se narran las gestas de niños muertos por alguna causa patriótica o víctimas de las injusticias de la época. De ellas, la única que ha sobrevivido al paso del tiempo es De los Apeninos a los Andes, que todos conocemos en su versión televisiva y convenientemente tuneada como la historia de Marco y su mono, Amedio. De este asunto del tuneo de cuentos infantiles ya hemos hablado en alguna ocasión. Lo moderno (o modelno) es creer que a los niños hay que evitarles historias de injusticias o de cosas feas hasta tal punto que incluso los malvados de los cuentos se han vuelto buenos (por no decir lelos) para que todo sea para bien en el mejor de los mundos. Tal vez por eso y porque hasta que la crisis asomó su larga sombra llevábamos unos años viviendo en Disneylandia (incluidos los adultos, que cada vez estamos más infantiles), hacía tiempo que no se hablaba de niños heroicos. Demasiado ocupados estábamos todos el fenómeno no es español, sino general en perseguir quimeras ricachonas. Y por supuesto los niños no eran una excepción.

lunes, 12 de noviembre de 2012

10 cosas que debes saber sobre Alemania


1. Alemania habla alemán
En Alemania se habla alemán, parece obvio, pero a menudo se minusvalora la barrera lingüística. Aunque hayas estudiado alemán, incluso aunque incluyas en tu curriculum un certificado B1 o, mejor aún, B2, tú no hablas alemán. Y lo sabes. Eso te lo pondrá muy difícil a la hora de integrarte en una empresa, en constante competencia. Para hablar alemán es necesario un proceso que requiere, además del estudio, tiempo de práctica y convivencia con alemanes. A esto hay que añadir la dificultad extra que presentan los acentos y dialectos de los diferentes Länder. Practicar alemán con los alemanes, además, no es una consecuencia automática de la convivencia. Puedes pasar semanas sin intercambiar más que escuetos saludos con tus compañeros del trabajo y tus compañeros de piso, que con toda seguridad intentarán dirigirse a ti en inglés o en español. Trabar auténticas relaciones en Alemania lleva años y el proceso de integración lingüística también. Debes estar preparado para un aislamiento prolongado.

2. Alemania es muy grande
También parece obvio que Alemania es muy grande, pero a menudo no somos conscientes de la enorme diferencia que hay entre vivir en ciudades cosmopolitas como Berlín y Hamburgo o en otras más ricas e industriales como Munich, Stuttgart o Düsseldorf. Estas últimas son las que más empleo ofrecen, están repletas de oportunidades, pero a menudo parecen muertas a partir de las 18:00 horas y soportan un caro nivel de vida. Las primeras, más atractivas y vitales, son las más pobres de Alemania, arrastran bolsas de paro propias y están ya saturadas de aspirantes. En Berlín hay un paro del 11,8%, en Munich del 3,8%. Son mundos diferentes.
3. Alemania está llena de alemanes
Seguramente contabas que con ello, Alemania está llena de alemanes, pero no entenderás el alcance de las diferencias culturales hasta que no las sufras. Son honrados hasta la médula. Si te dejas abierto el coche en el centro de Berlín, y con abierto queremos decir abierto de par en par, los CDs seguirán en la guantera cuando vuelvas dos horas después. Pero si aparcas incorrectamente ese mismo coche frente a tu casa, será posiblemente uno de tus vecinos el que llame a la policía para denunciarte. Te convertirás en un proscrito si no reciclas correctamente la basura, incluido lavar los envases de yogurt antes de depositarlos en el contenedor para plásticos. Si tomas un café o cenas con alguien, pagaréis por separado. Se quitarán los zapatos cuando entren a tu casa y tú deberás hacer lo mismo en la suya. No soportarán que hables al volumen cotidiano en España, ni que cocines con ajo. El rescate a los bancos españoles nos ha convertido en un país europeo de segunda y percibirás que comienzan a tratarnos como a ciudadanos de segunda. Ya no les gusta alquilarnos casas y admiten con más dificultad a nuestros hijos en colegios privados.  ¡Ah! Y no te perdonarán que no seas amable con perros y gatos, a los que no es extraño que demuestren más afecto que a las personas.
4. Alemania = burocracia
Nada más poner un pie en Alemania necesitas un Anmeldung, documento de registro que te pedirán para todo y que solicitarás en la oficina Meldestelle del Burgeramt, el ayuntamiento de tu distrito. También es necesario un Certificado de Libre Circulación (Freizügigkeitsbescheinigung), y para conseguir los documentos anteriormente citados necesitas tener una dirección y un contrato de alquiler. Para conseguir el contrato de alquiler necesitas la Chufa, una especie de certificado de tus deudas y solvencia, además de un certificado de ingresos (Einkommensbescheid). Para empezar a trabajar necesitas la Lohnsteuerkarte, registro en la Hacienda alemana, la Sozialversicherungsausweis y la Mitgliedsbescheiningung der Krankenkasse, que certifican que perteneces a una caja del Seguro Social y del Seguro Médico, y una Aufenthaltsbescheiningung gemäB 5 Freizügigkeitesgesetz, algo así como un certificado de residencia. Después de esto puedes ir a registrarte al Consulado. No sirve de mucho, pero ya puestos...
5. Alemania trabaja a la alemana
Alemania trabaja y España también, pero con culturas del trabajo completamente ajenas entre sí. Generalizando, los trabajadores alemanes no usan el teléfono de la empresa para llamadas personales, no utilizan el tiempo de oficina para pedir cita en el dentista o para charlar sobre el programa de televisión de la noche anterior. No hay pausa para comer de más de media hora. No se sale a fumar o a tomar café y muchas grandes empresas estipulan incluso en sus convenios la denominada Pinkelpause, o pausa para hacer pipí, que establece los minutos de duración y la frecuencia con que los empleados pueden ir al baño. Cumplen los horarios, lo que significa que salen de casa considerablemente antes si el pronóstico meteorológico es adverso, llegan sistemáticamente a menos cinco y se están poniendo el abrigo también a menos cinco, para salir por la puerta a la hora exacta, así haya que dejar en suspenso un proyecto de millones de euros. Las horas extra se pagan sin excepción. No hay prisas y no se espera hasta que se haya ido el jefe. Esto requiere una enorme planificación y anticipación. Tendrás que amoldarte.

domingo, 4 de noviembre de 2012

LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES, articulo de Vicenç Navarro.

LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES, articulo de Vicenç Navarro.
El New York Times ha ido publicando una serie de artículos sobre Emilio Botín, presentado por tal rotativo como el banquero más influyente de España, y Presidente del Banco de Santander, que tienen inversiones financieras de gran peso en Brasil, en Gran Bretaña y en Estados Unidos,además de en
España. En EE..UU. el Banco de Santander es propietario de Sovereign Bank.

Lo que le interesa al rotativo estadounidense no es, sin embargo, el comportamiento bancario del Santander, sino el de su Presidente y el de su familia, así como su enorme influencia política y mediática en España. Un indicador de esto último es que ninguno de los cinco rotativos más importantes del país ha citado o hecho comentarios sobre esta serie de artículos en el diario más influyente de EE.UU. y uno de los más influyentes del mundo. Una discusión importante de tales artículos es el ocultamiento por parte de Emilio Botín y de su familia de unas cuentas secretas establecidas desde la Guerra Civil en la banca suiza HSBC. Por lo visto, en las cuentas de tal banco había 2.000 millones de euros que nunca se habían declarado a las autoridades tributarias del Estado español. Pero, un empleado de tal banco suizo, despechado por el maltrato recibido por tal banco, decidió publicar los nombres de las personas que depositaban su dinero en dicha banca suiza, sin nunca declararlo en sus propios países. Entre ellos había nada menos que 569 españoles, incluyendo a Emilio Botín y su familia, con grandes nombres de la vida política y empresarial (entre ellos, por cierto, el padre del President de la Generalitat, el Sr. Artur Mas; José María Aznar; Dolores Cospedal; Rodrigo Rato; Narcís Serra; Eduardo Zaplana; Miguel Boyer; José Folgado; Carlos Solchaga; Josep Piqué; Rafael Arias-Salgado; Pío Cabanillas; Isabel Tocino; Jordi Sevilla; Josu Jon Imaz; José María Michavila; Juan Miguel Villar Mir; Anna Birulés; Abel Matutes; Julián García Vargas; Ángel Acebes; Eduardo Serra; Marcelino Oreja...). Según el New York Times, esta práctica es muy común entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca. El fraude fiscal en estos sectores es enorme. Según la propia Agencia Tributaria española, el 74% del fraude fiscal se centra en estos grupos, con un total de 44.000 millones de euros que el Estado español (incluido el central y los autonómicos) no ingresa. Esta cantidad, por cierto, casi alcanza la cifra del déficit de gasto público social de España respecto la media de la UE-15(66.000 millones de euros), es decir, el gasto que España debería gastarse en su Estado del Bienestar (sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios a personas con dependencia, y otros) por el nivel de desarrollo económico que tiene y que no se gasta porque el Estado no recoge tales fondos.