lunes, 14 de mayo de 2012

Cascos celtíberos de Aranda del Moncayo


El arqueólogo alemán Michael Müller-Karpe, del Römisch-Germanisches Zentralmuseum de Maguncia, lleva décadas luchando contra el expolio arqueológico en Europa. Denunció en dos ocasiones que salían a subasta unos cascos celtibéricos expoliados en Aranda de Moncayo. Y sin éxito alguno, ya que las autoridades españolas nunca los reclamaron. En esta entrevista del Heraldo de Aragón cuenta las claves del caso.
Cascos Celtíberos
Tres de los cascos que se han vendido en una sala de subastas alemana. / HERMANN HISTORICA
“¿Cuándo recibió el museo la oferta de comprar los cascos?
El primen contacto se remonta a antes de que yo entrara a formar parte del ‘staff’ del museo: en mayo de 1990 Fernando Cunillera, anticuario suizo de origen español, entró en contacto con el centro. Sabía que el profesor Markus Egg, ahora director de nuestra sección de Prehistoria, es uno de los principales especialistas de todo el mundo en cascos antiguos. El comerciante buscaba su asesoramiento y le mostró fotografías de un casco de bronce de morfología inusual. El profesor Egg inmediatamente vio que se trataba de un tipo hasta entonces desconocido y de gran importancia. El comerciante le dijo que el casco era parte de un ‘tesoro’ descubierto por saqueadores cerca de Termantia (Soria). El había visto alrededor de una docena de estos cascos.

Dos semanas más tarde, Cunillera le entregó dos de los cascos para que fueran examinados en nuestros laboratorios. Desgraciadamente, ya habían sido ‘mutilados’ por alguien inexperto, que había empleado el soplete en ellos. Pese a su lamentable estado de conservación, los cascos eran de extrema importancia. Después de examinarlos fueron devueltos al comerciante. En otra visita, de septiembre de ese mismo año, Cunillera reveló al profesor Egg el lugar exacto del hallazgo: Aranda de Moncayo, en la provincia de Zaragoza. En ese tiempo, los saqueadores habían extraído más cascos del mismo sitio, e incluso el propio Cunillera se había desplazado allí y lo había visitado.
¿Qué pasó luego?
El anticuario vendió los cascos a un comerciante berlinés que coleccionaba cascos de proveniencia poco clara.
¿Cuándo y por qué denunció el caso? ¿Y por qué, en este tiempo, no ha pasado nada?
En abril de 2008 un colega me descubrió el catálogo de la subasta donde se ofrecían dos de los cascos. En él no se mencionaba que hubieran sido legalmente exportados de su país de origen. Enseñé las fotos al profesor Egg e inmediatamente los reconoció como aquellos que había visto 18 años antes. Di cuenta del caso a algunos colegas españoles y al abogado del Estado en Múnich, al que pedí que los retuviera para devolvérselos a su legítimo dueño, España. Él paralizó la subasta y comenzó las investigaciones. Sin embargo, como nunca llegó una petición oficial de España reclamando la propiedad de las piezas, finalmente volvieron a la casa de subastas. ¡En lugar de respaldar a las autoridades en su intento de que se respetara la ley, mediante la petición oficial de ayuda, el Gobierno español había decidido enviar a un representante a la subastas para intentar comprar los cascos que eran propiedad del pueblo español y habían sido robados! Como ciudadano de un Estado constitucional, me dio muchísima pena que el Gobierno español pareciera no tener ninguna confianza en el sistema legal alemán y prefiriera colaborar con los delincuentes en lugar de seguir el dictado de la ley. Ahora la casa de subastas asegura que el Gobierno español no hubiera intentado comprar los cascos si fueran realmente de su propiedad.    
¿Está seguro de que los cascos de la subasta son los encontrados en Aranda? Ha pasado mucho tiempo desde que se estudiaran y fotografiaran en el museo, y han sido muy restaurados.
Los cascos subastados son de un tipo muy específico. No hay ninguna duda de que pertenecen al grupo de cascos que fueron examinados en nuestro museo hace ahora 22 años.
¿Por qué su segunda denuncia tuvo tan poco éxito como la primera?
Tras lo ocurrido con los dos primeras cascos, la casa de subastas ofreció otros dos, pertenecientes al mismo hallazgo, en 2010. Y otra vez, tras mi nueva denuncia, las autoridades alemanas suspendieron la subasta. Pero, una vez más, no hubo ninguna reclamación oficial desde España. Incluso llegamos a contratar a un abogado, pero, sin ayuda de España, todo quedó de nuevo en nada.
¿Puede demostrarse arqueológicamente de dónde provienen las piezas?
Sí. Los estudios, especialmente los realizados por mi colega español Raimon Graells i Fabregat, han demostrado claramente que los cascos provienen de Aranda de Moncayo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario