domingo, 13 de febrero de 2011

Beaterías (Por Lucía Etxebarria)

Soy creyente, y que me considero cristiana, desde el momento en que procuro llevar mi vida según los ideales cristianos de caridad y amor al prójimo.
Pero no creo que el Papa sea infalible. Sí, ya lo sé, se trata de un dogma de fe. Sin embargo, el propio San Pablo cuenta, en su Epístola a los Galatas, como recriminó sus errores a San Pedro, el primer Papa.
Dogmas considerados piedras fundacionales son en realidad recentísimos: La Virginidad de María es dogma desde 1854, su Asunción desde 1950. Lo que demuestra que los idearios cambian, gracias a Dios (nunca mejor dicho).
Juan Pablo II beatificó a José María Escrivá (el "de Balaguer" se lo añadió él) pese a que numerosos teólogos, sacerdotes y obispos dentro de su propia Iglesia ya hubieran advertido de que el Opus Dei viola el secreto de confesión y el derecho canónico en varios puntos y que sus medios de apostolado ("la santa coacción" como ellos mismos lo llaman) no son sino sistemas de manipulación sectaria. Fue el responsable de la purga vaticana contra los representantes de la Teología de la Liberación y de la Compañía de Jesús. Así como del encubrimiento de las actividades pedófilas de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Las numerosas y probadas denuncias de sus actividades que llegaron a la curia vaticana fueron archivadas en vida de Wojtyla.
Y ahora Ratzinger va a beatificarlo. Allá él. Yo seguiré confiando en el Amor Divino, lejos de la estridencia y el artificio vaticano. Y no me arrepiento de nada porque me siento en sus manos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario