Soy creyente,
y que me considero cristiana, desde el momento en que procuro llevar mi vida
según los ideales cristianos de caridad y amor al prójimo.
Dogmas
considerados piedras fundacionales son en realidad recentísimos: La Virginidad de María es
dogma desde 1854, su Asunción desde 1950. Lo que demuestra que los idearios
cambian, gracias a Dios (nunca mejor dicho).
Juan Pablo II
beatificó a José María Escrivá (el "de Balaguer" se lo añadió él)
pese a que numerosos teólogos, sacerdotes y obispos dentro de su propia Iglesia
ya hubieran advertido de que el Opus Dei viola el secreto de confesión y el
derecho canónico en varios puntos y que sus medios de apostolado ("la
santa coacción" como ellos mismos lo llaman) no son sino sistemas de
manipulación sectaria. Fue el responsable de la purga vaticana contra los
representantes de la Teología
de la Liberación
y de la Compañía
de Jesús. Así como del encubrimiento de las actividades pedófilas de Marcial
Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Las numerosas y probadas
denuncias de sus actividades que llegaron a la curia vaticana fueron archivadas
en vida de Wojtyla.
Y ahora
Ratzinger va a beatificarlo. Allá él. Yo seguiré confiando en el Amor Divino,
lejos de la estridencia y el artificio vaticano. Y no me arrepiento de nada
porque me siento en sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario