miércoles, 11 de mayo de 2011

Rajoy o 'la monda' de la rigidez

A diferencia de Zapatero, para su primer discurso de campaña, Rajoy eligió Mérida y se desmarcó con una intervención desprovista de carga emocional, mostrando un tono más exultante y de arenga política. El líder del PP se muestra en un escenario abierto, lo cual genera cierta tensión ambiental, despistándose en alguna ocasión, tanto al hablar como en la mirada —algo que también pudo observarse durante su intervención en Madrid dos días después—. 

Para ambas ocasiones eligió un entorno paisajístico fresco, visible, algo que también quiso trasmitir a través de la vestimenta. Camisa blanca (abierta incluso hasta el segundo botón en Madrid). No obstante, en Mérida destacó el entorno nocturno, descompensado de luz y, en consecuencia, más deslucido desde el punto de vista audiovisual. Un contraste ambiental entre transparencia, luz y oscuridad, que provoca sensaciones dispares.

Su intervención destaca por su contundencia y determinación, expresada a través de un alto y sostenido tono de voz (curva de ecualización bastante lineal y plana), pero de ritmo monocorde, acentuado con su gesto tenso; ceño fruncido y una sonrisa 'inversa' —de labios curvados hacia abajo—; rígido y mecánico de subir y bajar las manos, de forma repetida y machacona. 

Escasa riqueza expresiva, desde el punto de vista gestual y oral (la única ruptura se produce con la expresión «la monda»), dominadas por el guión que reproduce fielmente y sin concesiones. Un ejemplo de ello es cuando en la intervención de Mérida alarga la frase «el cambio significaaa…» o cuando en Madrid se refiere al alcalde y la presidenta de la Comunidad, para a continuación regresar al papel. Pendiente de la realización y las cámaras, a las que mira constantemente y de forma directa

No hay comentarios:

Publicar un comentario